La articulación temporomandibular (ATM) es la formada por la mandíbula con el hueso temporal del cráneo. Está compuesta por un conjunto de estructuras anatómicas que, con la ayuda de grupos musculares específicos, permite a la mandíbula realizar variados movimientos (apertura y cierre, protrusión, retrusión, lateralidad) necesarios para la función masticatoria.
En el buceo la ATM puede verse afectada por traumatismos, fracturas o luxaciones, aunque éstas son muy poco frecuentes; la alteración más común es la llamada disfunción de la articulación temporomandibular (DATM), que se produce como consecuencia de llevar y apretar la boquilla del regulador durante el tiempo que dure la inmersión o inmersiones realizadas. La articulación no está preparada ni funcional ni estructuralmente para mantener esa posición de forma continuada, y se acaba produciendo una sobrecarga de la misma que acaba dando lugar a la sintomatología característica de la DATM:
- Dolor sobre la articulación, que empeora al moverla o al presionar sobre ella, y que puede irradiarse hacia el oído o incluso producir cefalea.
- Ruidos articulares, en forma de clics o chasquidos al abrir o cerrar la boca.
- Limitación de los movimientos articulares.
La DATM se produce con mayor frecuencia en el sexo femenino, cuando se bucea en agua fría, cuando se bucea con estrés, y cuando se padecen enfermedades previas de la ATM inflamatorias (artritis) o degenerativas (artrosis) o alteraciones de la oclusión dentaria. El tipo de boquilla utilizada también influye: las piezas bucales de silicona o resina acrílica blandas que se moldean adaptándose a la mordida del buceador (boquillas moldeables, personalizadas o “customizadas”) parecen asociarse a menor incidencia de DATM.
El tratamiento de la DATM consistirá en tratamiento farmacológico mediante antiinflamatorios, analgésicos y relajantes musculares, rehabilitación mediante férulas, y en último caso, tratamiento quirúrgico.